Sangre tipo Centroamérica+
" Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor."
- José Martí
Sangre tipo Centroamérica+
Y es que cuando leo noticias sobre Guatemala y el
caso de la defraudación aduanera, por el cual la ex Vicepresidenta fue detenida,
me saca una rabia tremenda.
No solo por lo descarado y lo sinvergüenza que
algunas personas pueden llegar a ser, sino también por haberse burlado de su
pueblo, que les haya valido un pepino que en el “corredor seco” la gente siga muriendo
de hambre y que la ciudad se esté cayendo en pedazos (literalmente, sino me
creen les invito a que visiten los famosos hoyos de la zona 6 y 2 (a ver si
INGUAT empieza a poner en sus postales un bonito mensaje de: “Visita Guatemala,
lugar en donde puedes encontrar Agujeros Negros sin tener que aventurarte fuera
del Planeta”).
Me da una rabia tremenda porque, a pesar de lo
fregado que está Guatemala (sí, me sigue
importando a pesar de que ya no viva en su territorio) hay gente que día a día
se levanta con todas las ganas del mundo para trabajar y luchar por su país,
porque tienen la esperanza y la ilusión de que algo, por más pequeño que sea,
vaya a cambiar. Y ahí están, estancados en tráficos de 2 horas para llegar a
tiempo a la oficina, mientras que sus hijos ya están sentados en un bus camino
al colegio o la escuela. Algunos despiertos desde las 4 de la mañana para atravesarse
desde San Cristóbal, Mixco o Carretera a El Salvador hasta el otro extremo de
la ciudad, para ganarse salarios que apenas les van a llegar a final de mes.
Me enoja porque cada mañana un niño se despierta en
alguna, llamémosle, casa, al lado del basurero de la zona 3, listo para ir a
rebuscar dentro de los restos de los Roxana Baldetti y los Otto Pérez Molina
para tener su primera comida y tal vez la única en el día.
Y me provoca rabia que existan mujeres capaces para
dirigir un Estado, pero que llega la peor basura al poder. A representar a las mujeres
del país, mujeres ejemplares, inteligentes y luchadoras. En una sociedad machista
y cerrada, en donde no tienen todavía las mismas oportunidades que los hombres,
llega ESA. A ponerle más difícil el camino a la próxima, que tal vez sí quiera
hacer algo bueno por su país, llega ESA a cerrar puertas en donde apenas se
habían abierto ventanas.
Y ahora que finalmente la población se unió para
sacarla del poder y finalmente se la han llevado a la cárcel (a hacerles
compañía a las chicas del “Harinazo”), recuerdo una de esas tardes de café con
una amiga, jalándome el pelo le dije: - “¿Tenés idea de cómo chingados nos van
a ver después que esa tipa deje el cargo, no solo en Guatemala, sino en Centro
América? Han sido pocas las mujeres que han llegado a un puesto así y ahora que
ESA llega a ese cargo político tan importante, van a pensar que las que vengan después
de ella van a ser iguales o peor. ¡Esque Me emp*ta! ¡Me emp*ta que hayamos unas
que nos pasamos estudiando, para “ver” si nos dan aunque sea una práctica para
mostrar que somos capaces, mientras que hay personas como ella o sus hijos que
lo único que tienen es dinero y que lo tienen porque se lo robaron!”- Y lo sigo
pensando.
Mientras uno tiene que caminar por la calle, con
aquella paranoia del mundo, pendiente de que no lo vayan a asaltar, mientras
uno no puede sacar el celular ni en su propio carro porque lo pueden amenazar
con una pistola para robárselo, mientras hay, por lo menos, un conductor de bus
asesinado a diario, mientras los niños en la calle hacen malabares con naranjas
para ganarse un Quetzal y tener para comer, mientras el Francisco Mora está
re-bonito con enfermos mentales que adornan sus jardines sin sombra; está ella,
chocando carros blindados en la zona 15, disfrutando de un fin de semana en su “casa
de descanso” de Marina del Sur, de casi 5 millones de Quetzales; está su hijo mayor (El Dj Peyo) viajando al
Vaticano con dinero del pueblo y el otro parrandeando en Brasil.
Como Centroamericana me siento indignada, enojada y
decepciona, porque lo que pasa en Guatemala, es una enfermedad que ataca a todo
el territorio. Siempre los lobos políticos disfrazados de corderitos, que no
solo vienen a manchar y dar un mal concepto de lo que es política, sino que
además vienen a burlarse en la cara del pueblo y todavía tienen el descaro de “jurar
por la vida de su madre, que está muerta que no se han robado ni un peso”, como
lo hizo Roxana Baldetti.
Lo que pasa dentro de los 522 760 km2 que conforman nuestro pequeño pedazo de gloria, debería de importarnos a TODOS y TODAS. Compartimos mares, ríos y tierra que solamente están divididos por la estupidez e ignorancia de nuestros gobernantes. Y espero que el caso de Guatemala haya sido solamente la punta del iceberg que va a venir provocar un despertar en las nuevas generaciones, para darle un rumbo diferente a nuestros países centroamericanos.
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