¿Cómo afecta el acoso callejero a nuestra salud mental?
La siguiente entrada surgió por
el deseo de hablar y comprobar si el acoso sexual callejero tiene un impacto en
nuestra salud mental y en caso de ser positivo, de qué manera lo tiene.
Pensalo y luego realízalo
La idea vio la luz después de
salir de terapia con mi psicóloga. Habían tenido semanas emocionalmente duras y
después de soltar toda la plática, llegué a la conclusión de que gran parte del
peso de mi día a día, venía por mi causa de lucha que vivo a diario en este
país: el machismo, especialmente el acoso sexual callejero.
Soy blogger y además, soy miembra
activa del Observatorio Contra el Acoso Callejero Nicaragua. Durante mis horas
libres del trabajo y después de haber pasado todo el día en oficinas, me
dedico, junto a mis compañeras, a reuniones y al activismo contra el acoso
sexual callejero. Todos los días estamos en comunicación para que esta causa
sea reconocida como una problemática social que tiene que ser tomada en cuenta
por la sociedad y por nuestros gobiernos. No solamente vivimos acoso sexual
callejero de manera diaria, sino que absorbemos todo aquello relacionado con
él, que pasa en el país y en las redes sociales.
La encuesta
El día martes 06 de febrero
decidí crear una pequeña encuesta en línea de 13 preguntas, con la cual
pretendía recolectar datos de mujeres que han sido acosadas en la calle y los
efectos que el acoso callejero podría tiene en su salud mental. En menos de dos
horas, ya tenía 34 respuestas y después de dos días tuve que dejar de aceptar
respuesta, porque se había compartido tan rápido, que ya contaba con 548 mujeres
que la habían realizado.
Las preguntas de la encuesta eran
las siguientes:
No
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Pregunta
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Respuestas
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1
|
¿Cuál es tu edad?
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536
|
2
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¿Alguna vez has sido acosada en la calle?
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546
|
3
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¿Por quién es has sido acosada en la calle?
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547
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4
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Aproximadamente ¿cuántas veces sos acosada cuando
caminas por la calle en el lapso de una hora?
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548
|
5
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¿Elegís tu ropa tomando en cuenta que puedan
acosarte en la calle?
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548
|
6
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¿Crees que tu ropa juega un papel importante en
que si te acosan en la calle o no?
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548
|
7
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Antes de ponerte una falta o short ¿te pasa por
la cabeza que alguien pueda acosarte o hacerte sentir incomoda por la calle?
|
548
|
8
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¿Te da miedo caminar sola por la calle?
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548
|
9
|
Cuando vas por la calle, ¿qué emociones o
sentimientos te acompañan?
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539
|
10
|
¿Has dejado de ir a algún lugar porque te da
miedo que te acosen?
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547
|
11
|
¿Crees que el acoso callejero ha tenido algún
impacto en tu vida diaria?
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507
|
12
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¿Cómo reaccionas ante una persona que te acosa?
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517
|
13
|
¿Qué crees que se debería hacer para que te dejen
de acosar?
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494
|
Antes de hacer esta encuesta
contaba con experiencias de mis compañeras de trabajo, amigas, conocidas y
desconocidas que me han contactado por las redes sociales, y por supuesto, las
propias. Al inicio quise limitarlo a Managua, Nicaragua, pero al final dejé que
la encuesta fuera libre y que, cualquier mujer interesada pudiera tomarla.
Del concepto a las vivencias
El acoso sexual callejero se entiende como “todas aquellas prácticas o acciones que cumplen con las siguientes
condiciones: ocurren en espacio público, tienen un carácter de connotación
explícita o implícita, son ejercidas por un desconocido, son unidireccionales,
y pueden generar malestar” (Observatorio Contra el Acoso Callejero Chile,
2015, p.8)
Según el estudio que realizó el
Observatorio Contra el Acoso Callejero Nicaragua en el 2015, las primeras experiencias de
acoso sexual callejero se empiezan a vivir a partir de los 12 años. En la
encuesta el rango de edades fue de los 16 a los 56 años. Lo que muestra que no
es un asunto solamente de adolescentes y mujeres jóvenes, sino que toda mujer
puede ser acosada sin importar la edad. La mayoría de las encuestas estaban
entre los 20 y los 26 años.
De 546 respuestas en la segunda
pregunta el 98.9% de las participantes afirmaron haber sido acosadas una vez,
el 0.9% contestó que no sabía y ninguna negó haber sido acosada.
El 93.6% de 547 que respondieron
a la tercera pregunta afirmaron que habían sido acosadas por un hombre, el
5.09% dijo haber sido acosada por hombres y mujeres y el 0.4% dijo haber sido
acosada por una mujer.
En la cuarta pregunta (548
respuestas) las encuestadas debían de dar un aproximado de la cantidad de veces
que son acosadas mientras caminan por la calle en el lapso de una hora. La
mayoría, con el 51.8% dijeron ser acosada de dos a cinco veces, el 31.4% dijo
haber sido acosada una vez, caso extremo de más de cinco veces 13.7% y un 3.7%
dijo no ser acosada en el lapso de una hora de camino.
De los datos a las consecuencias
Con las respuestas de las
participantes pude sentirme acompañada y logré quitarme esa idea de encima, que
las personas que me han criticado y etiquetado me habían puesto sobre los
hombros, argumentando que hago del acoso sexual callejero “algo exagerado”. Me
sentí apoyada porque, ahí afuera había 548 mujeres que querían compartir
conmigo cómo viven día a día el hacer uso de los espacios públicos. Y como sus
realidades se ven afectadas por ser el blanco de miradas, silbidos, roces,
comentarios sexuales, muecas sexuales, exhibiciones de penes, masturbaciones y
agresiones.
Y a pesar que la culpa no es de
la acosada, sino del acosador. Sigue habiendo la falsa y triste idea, que la
ropa que llevemos juega un rol importante en que si somos acosadas o no. De las
548 mujeres que respondieron a esta pregunta, el 50.1% tiene esta creencia.
Esto nos muestra que a pesar de sufrir acoso, seguimos creyendo que de alguna
manera somos responsables que esto nos pase, cuando hay casos que muestran lo
contrario. No importa qué ropa llevemos,
la culpa del acoso no es tuya. Esta creencia se ve apoyada por los
números de la pregunta 7, en donde el 83.8% de las encuestadas dijeron que sí
les pasa por la cabeza que serán acosadas si se ponen un short o una falda.
Caminar por la calle, sola o con
un grupo de amigas nos hace sentir desprotegidas y en peligro también. En mi
caso, me uno al 77% de las encuestadas que marcaron que sí les da miedo caminar
solas por la calle, y además del miedo, al igual que a muchas, me acompaña principalmente
el sentimiento de enojo, la paranoia, impotencia y estrés. Todo esto nos
provoca estar alerta y gastar una gran cantidad de energía en los momentos que
hacemos uso de los espacios públicos porque sentimos que cada vez que nos topemos a un
tipo, éste nos va decir algo y algunas (43.1%) ha evitado salir a la calle por
el miedo de ser acosada.
La experiencia de vivir acoso
sexual cada vez que hacemos uso de los espacios públicos tienen una
consecuencia en el cambio en nuestra manera de vestir y de comportarnos, la manera de cómo percibimos
nuestro posición en la sociedad, nuestra percepción sobre la aproximación del
género masculino y hasta cómo respondemos una pregunta de una persona
desconocida. Todas las emociones antes mencionadas, sumándole la vida diaria
que debemos llevar para cumplir con nuestras responsabilidades, nos provocan un
agotamiento físico y mental. Salir a la calle significa enfrentarse un gran
número de hombres que cree que tiene el derecho de acosarnos y si decidimos reaccionar
ante al acoso, no sabemos de qué manera va a reaccionar el acosador. Esto puede
hacernos dudar de nuestra propia capacidad, no demandar el derecho al uso nuestros
espacios y preferir evitar el contacto con el género masculino.
Busquemos una solución
494 de las encuestas dieron su
opinión sobre dónde podemos empezar para que nos dejen de acosar. La mayoría
concordó en invertir tiempo y dinero en educar a hombres y mujeres (hombres
para dejen de hacer y mujeres para que se defiendan si alguien las acosa);
fomentar leyes que penalicen el acoso sexual callejero, darla a conocer y
demandarla, y llamar a las cosas por su nombre, no es piropo, es acoso y el acoso es violencia.
Opinión y conclusión
El hecho que esta pequeña encuesta
haya cruzado fronteras en tan poco tiempo y que muchas hayan querido ser
escuchadas, es un indicador importante para demostrar que el acoso sexual
callejero sí tiene impacto en nuestra salud mental.
Estamos hartas y cansadas de que
nos siga pasando todos los días de nuestras vidas, que las autoridades no
respondan a nuestras denuncias, estamos hartas y cansadas de seguir siendo
razón de burlas cada vez que denunciamos un acoso y que no se quiera aceptar
como un problema social que merece ser tomado en cuenta. Las mujeres importamos
y aportamos a la sociedad, somos pilar importante para su existencia. Merecemos
que nuestros derechos de hacer uso de los espacios públicos sean tomados en
cuenta y respetados. Y NO, no es responsabilidad solamente de nosotras, no
venimos al mundo a educar hombre que no quieren responsabilizarse de sus actos.
Las invito a expandir la voz y hablar sobre el acosos sexual callejero, no hay otra formar de visibilizarlo como una manera de violencia, más que sumar voces. Entre amigas y compañeras podemos apoyarnos y escuchar a otras que han sido acosadas y que no saben cómo lidiar con tantas emociones y sentimientos. También podemos contribuir a romper con los ciber-linchamientos cuando una de nosotras decide usar las redes sociales para denunciar a los acosadores, acompañando a la víctima y apoyando a afirmar que no son casos aislados y que nosotras también somos una de las tantas que lo han sufrido.
Agradezco a cada una de las
mujeres que llenaron la encuesta sin importar el país de donde son. Nuestra voz
cuenta y nuestra lucha también por ser respetadas también. No estamos solas,
solamente hay que hacer más bulla.
#YoSoyUna
He compartido la publicación en mi perfil pesonal de Facebook, cuando se dio el caso de esta muchacha que denunció el acoso que sufrio por parte de un empleado de McDonald yo denuncié lo injusto que me parecía que todos y todas la atacaran, y en dicha publicación se pueden ver aun comentario se Mujeres que, desestimando el acoso del que pudo haber sido victima esta muchacha, se le haya humillado hasta niveles exhorbitantes por redes sociales. La comunidad de hombres con gustos y apariencia diferente a la norma aceptada también es victima de este tipo de acoso. Triste.
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