Nicaragua

..y entonces regresé a los brazos de mi patria.






"Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor." 



-Ruben Darío 




Vivo en un país en donde el sol sale a las 5:30 a.m. y se oculta a las 6:30 p.m. En donde el clima es rico unos días y en otros hace un calor jodido.

Vivo en un país en donde los deportes extremos se viven a diario: cruzarse una calle en donde tenes que esquivar carros, buses y motos, en donde los pasos peatonales no se respetan y te pitan porque vas a pie y ellos van en carro.

Vivo en un país en donde las canciones vespertinas hechas por la señora que pasa vendiendo tortillas, tamales, buñuelos y elotes; por el señor que arregla zapatos y por el fontanero, adornan las calles de lunes a domingo.

Vivo en un país en donde sin importar que la vida de la mayoría pese, no dudan en regalarte una sonrisa al saludar. En donde existen familias que viven con un dólar al día o se alimentan de los restos del 5% que conforman la clase rica del país.

Vivo en un país que antes era etiquetado como “tercer mundo” pero que ahora llaman “en vías de desarrollo” porque en el lenguaje diplomático no suena “correcto”, pero que al final significa lo mismo.  

Vivo en un lugarcito en donde la mayoría de familias están conformadas por una madre que también hace de padre, que se levanta siempre cabrona todos los días para preparar a sus hijos e hijas para la escuela y luego a ella misma para ir a trabajar.  

Vivo en un país en donde la juventud tiene pocas oportunidades de opinar sobre el futuro de su país, a pesar de quebrarse el culo estudiando para tener un título con el que luego va a ganar el salario mínimo. En donde para aplicar para un puesto de trabajo necesitas 10 años de experiencia, una licenciatura, dos maestrías, pero 20 años de edad.


Vivo en un país que explota sus tierras para exportar cacao a grandes lugares, para recibir chocolate al triple de precio. Un país en donde sus montañas huelen a café y saben a Starbucks.

Vivo en un país rodeado por mares, lagos, lagunas y ríos, en donde sus curvas son pronunciadas por los volcanes y montañas que adornan su tierra. En donde el sol quema y a los 5 minutos sopla el viento, las nubes inundan el cielo y dejan caer agua como si quisieran ahogarnos.

Vivo en un país en donde se adora un Dios de ojos azules, piel clara y pelo rubio que llegó del mar  y sin la mínima culpa sacó del altar a Tamagastad y Cipattoval y a otros más.

Vivo en un país en donde las tardes huelen a Sacuanjoche, saben a gürilas y gallo pinto. En donde las vecinas se sientan frente a sus casas a platicar, después de haber hecho la cena.  

Vivo en un pequeño país llamado Nicaragua, que muchos no lo saben ni encontrar en un mapa. En donde se bebe cebada y cacao, en donde la marimba es alegre y existen concursos resaltando la belleza heredada a nuestras mujeres por los Náhuatl, Chorotegas, Matagalpas, Sutiavas, Miskitos, Mayagnas, Creoles, Garífunas o Rama.

Y a pesar de que no tiene gran presencia en el mundo, sí tiene un gran camino que recorrer para mejorar la calidad de vida de su gente, así como una lucha para crear oportunidades para grupos poco representados y un gran reto de hacer frente contra gobiernos corruptos. Pero, también tiene oportunidades para quien esté dispuesto a trabajar duro, educarse, enseñar, compartir sus conocimientos con los demás y entender que solo y en silencio no hará ningún cambio.

Vivo en un país que a pesar de todos esos regalos y esos retos, por motivos, de llámenle suerte, Dios, destino, karma o como quieran llamarle, me vio nacer. 

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