En short por la calle
Ya fuiste usada, no permitas ser dominada. -Isadora Duncan
Hoy en Managua el calor y la
presión está terrible. Mi celular decía hace una hora, 36 grados, pero yo
sentía que estábamos a 40. Me desperté bastante temprano para ser un día
feriado, el trabajo me ha alterado mi reloj biológico horriblemente, ya no
puedo dormir más de las 7:30 de la mañana.
Esta vez me desperté a las 7:20
porque ya estaba sudando. Era segunda vez que me despertaba en la mañana. La
primera fue a las 3:44 de la mañana también por el calor, aproveché de darle de
comer a mis gatos, tomé una ducha rápida y volvi a regresar a la cama.
A las 9 ya estaba bañada y decidiendo
qué iba a hacer el resto del día. La verdad es que estaba de malas, el calor me
pone de malas, además que en mi vida tampoco estoy en el mejor momento. En fin,
decidí salir a la calle. Me puse un short, una camiseta, metí la computadora en
mi mochila y caminé a la parada de bus que queda a 5 minutos de mi casa. Esperé
el bus que llegó en otros 5 minutos y me bajé a 2 kilómetros de la parada. Por
cierto, el spray de pimienta lo llevaba siempre en la mano.
Primero de mayo, es un día
feriado. Las calles están desiertas, mucha gente está fuera de la ciudad, pero
los acosadores parece que se quedaron buscando víctimas. Casi nunca me pongo un
short cuando salgo a la calle, no porque no me guste, sino porque pareciera que
tener calor en este país tan frío (sarcasmo) deja la puerta abierta para que
los hombres en la calle se aprovechen de decirme lo que quieren, de chiflarme, sht-
shtearme como a un perro (o perra?) y de voltearme a ver con cara de idiota.
En la parada estaba con mi
compañera de casa. En los 5 minutos que esperamos, nos pitaron 10 carros, 3
motos y nos lanzaron “besos” 4 desconocidos desde la ventana de los carros en
movimiento. El bus llegó y el ayudante de bus lo primero que hizo al parar fue
vernos las piernas y cuando subimos se quedó detrás de nosotras para vernos el
culo. En el momento de bajar en la parada, para variar quizo hacerse el “caballero”
y tomarnos del brazo. En ese momento aprovechó para decirme al oido “que buenas
estábamos”. Sentí una rabia subir hasta mi pecho y le dije que nadie había
pedido su opinión. Si mi amiga no hubiera estado bajando del bus en ese
momento, hubiera usado el spray. Seguramente se hubiera hecho un drama y la
mayoría de pasajeros se hubieran puesto de su lado para defenderlo.
Muchas otras veces he escrito
sobre acoso callejero en Nicaragua, sé que algunos ya estarán hartos de mis
peleas diarias y de ver siempre lo mismo publicado en mis redes sociales, otras
personas ya me ignorarán o no me leeran porque siempre es lo mismo y ya me han
dicho muchas veces que los ignore. Pues NO. No lo puedo ignorar porque es mi
cuerpo y están pizoteando mis derechos.
En este país de mierda, en donde
la vida de la mayoría pesa, en donde cada quien tiene que ver cómo sobrevive y
en donde el clima no ayuda, lo mínimo que me gustaría hacer es caminar libre y
como yo quiera vestirme. Yo no estoy jodiendo a nadie para que crean que tienen
el derecho de joderme a mí. Quiero ponerme un vestido, quiero ponerme un short,
quiero olvidar mi spray de pimienta en casa y no sentirme más insegura por eso.
Y aquí estoy, en un café tratando
de huir un poco del calor y odiando el momento en que tenga que regresar a casa
y tener que soportar a cualquier idiota que piensa con el pene y quiere
enseñarme lo machito que es con su: adiós mamita, que rica que estás.
Hola, el calor es amigo difícil de sobrevellar, el machismo simplemente intolerable....espero y deseo que ambas cosas mejoren...
ResponderEliminarGracias, buena noche, besos lorquianos..