Tlaloc en la ciudad


"El dios Tlaloc manejaba cuatro rumbos, situados en el oriente del universo y cada uno de ellos una gran vasija derramaba un tipo de lluvia diferente." 



Llueve. Y en esta ciudad desordenada, calurosa y sofocante, corre el agua por las calles llevando con ella toda la basura de la humanidad y dejando atrás pensamientos nostálgicos de aquel amor que no pudo ser, de aquel adiós que nos costó decir, de los sueños olvidados y de todo aquello que todavía no ha sido.  

Las gotas caen sobre los techos de las casas. Algunos apenas las notan y en los barrios de las personas olvidadas luchan para que el agua no destruya lo poco que les queda. Mientras unos se acurrucan en sus sillones, frente a la televisión, una taza de chocolate caliente o café, otros vagamos con la mente a cada rincón de esta ciudad.

Una sola lluvia puede parar toda la vida en la ciudad. Los carros circulan más lento, las calles se inundan, muchos corren a refugiarse, la tierra se vuelve lodo y el pavimento puede ser una trampa mortal para los mal-afortunados. Y luego estamos los locos , aquellos que queremos quitarnos los zapatos que nos atrapan los pies, extender los brazos, cerrar los ojos, sentir cada gota estrellarse en la cara y darle las gracias por la lluvia a Tlaloc.


Me gustaría preguntarle por qué nos han enviado una lluvia llena de nostalgia y emociones mezclados esta vez. Adormece a las almas inquietas y despierta a las sensibles. Nos perdemos siguiendo el camino que dejan las gotas al correo sobre el vidrio de las ventanas.  Nos dejamos hipnotizar con la música del viento que hace a las ramas de los árboles bailar. Extrañamos vidas pasadas y a nuestros abuelos creadores de historias fantásticas. Y la mente se nos llena de imágenes que no logramos entender, pero que sabemos sentir muy bien. ¿Qué tendremos que aprender esta vez? ¿A ser más humanos o que es tiempo de regresar al inicio de todas las cosas? 

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