La búsqueda



Quienes buscan jamás se extravían porque el espiritu los llama constantemente. - Merlín 




-No soy feliz. Tengo que salir de esta ciudad, me está matando.- Le dije mientras encendía el primer cigarro de ese día. 


Desde hacía unos años he venido buscando “algo” que hasta ahora no lo he encontrado. Me he sentido vacía, triste y desesperada, pero principalmente vacía. No han faltado las personas que han querido dar su opinión y muchos me han dicho que es falta de amor, falta de tener un pasatiempo, falta de estar con mi familia, falta de un dios, falta de sexo, hasta falta de vacaciones. Todo lo posible, ya lo he escuchado. 


A mi amigo, con el que platicaba sobre lo mal que me está haciendo esta ciudad, le he dicho que tengo miedo porque apenas tengo 27 años y llevo ya muchos años buscando “algo” que no he logrado encontrar. En el momento que empecé a buscar, me he dado cuenta que la búsqueda no iba a parar. 


Es que somos así. Existen personas que somos buscadores y no importa a dónde vayamos, vamos a estar buscando eternamente. Él me ha dicho que hasta en la Biblia cristiana se menciona esta eterna búsqueda que las personas han tenido a través de la historia: la tierra prometida. Ha habido guerras, muertes y sacrificios de grupos humanos por la búsqueda y conquista de lo que creemos que nos debe pertenecer para ser felices. Pero esa “tierra prometida” solamente es un símbolo que representa el vacío humano que nosotros mismos nos hemos credo. Yo no busco tierras, no busco riquezas, todavía no sé qué es lo que busco. Lo único que sé es que esa búsqueda así como me impulsa, también me complica la existencia. 



A veces me gustaría ser una persona con emociones y pensamientos básicos y simples. He visto como estas personas que no son buscadoras aceptan lo que tienen y se contentan con ello. No sé si son felices, pero a veces pareciera que sí. No pretendo creerme superior con lo siguiente, pero he tenido la sensación que entre más leo, más veo, más vivo, más sola me siento y más sufro. Mi cabeza es como un templo en donde se debaten las razones de ser, hacer y vivir. Unos días se propone conquistar el mundo y otros días se pregunta el para qué. Y todo esto porque esta búsqueda me lleva a averiguar más, a descubrir más, a querer ver más, a sentir más, que llega un punto en donde de tanto subir, me toca bajar. 


En el momento que me toca estar abajo y debatirme entre el porqué de las cosas y el para qué, sufro tanto que me gustaría parar por un momento. Y me vuelvo a encontrar en ese punto de querer volver a escapar y seguir buscando algo que no he logrado encontrar y que quizás nunca lo haga. 


¿De eso se tratará toda la vida? – Le pregunté - ¿De seguir buscando? – ¡Sí!- Me dijo. – Hasta que mueres.-

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