Servicio al cliente 0 = clientes -1
Servicio al cliente 0 = clientes -1
A muchos nos
encantaría tener nuestro propio negocio, ser el jefe y llevarlo como, según nosotros,
nadie más podría. La mayoría hemos soñado alguna vez con ser hombres y mujeres
de negocios, tener fortuna y hasta demostrarnos a nosotros mismos que lo hemos
logrado con ayuda o sin ayuda, pero que lo hemos logrado.
Al momento de
pensar en un café, un restaurante o un banco, nos imaginamos la inversión que
tenemos que hacer, las energías que tenemos que invertir y todo lo que tenemos
que crear para que sea diferente a lo que ya hay. Está bien que pensemos en lo
que nosotros deseamos, creemos e imaginamos de “nuestro negocio”, lo que parece
que anda mal a veces es nuestro servicio al cliente. El cliente es lo que le dará
de comer a nuestro negocio, el que lo va a hacer crecer, desarrollarse y el que
puede hacer que caiga y sea un fracaso.
He oído muchas
opiniones de varios lugares y hasta de países, en donde la comida es genial,
las bebidas son increíbles, el paisaje es de un cuento y luego viene el gran
PERO. Pero la atención fue un desastre, la gente no estaba preparada, te daban
muchas excusas, confundieron las cuentas, me quisieron cobrar de más solo por
ser extranjero, me trataron como si estuviera haciendo un favor cuando yo
estaba pagando por un servicio, entre otras.
Por supuesto que
todos nos podemos confundir en algo, no somos máquinas. Pero si con todo el
problema que se puede presentar, además tratas a tu cliente como si no lo
necesitas, estas jodido. Y eso es con lo que muchas veces me he topado en
nuestro país. Hoy acabo de ir a un banco en donde no solamente parecía que
hacían el mínimo esfuerzo para darme solución, hasta el guardia de la puerta me
hizo malas caras, se burló de mí, porque por supuesto no estaba nada contenta y
estaba ya subiendo la voz, y el cajero entre los labios me dijo a mí a mi
compañera “hijas de la gran p*ta.” Por el simple hecho de hablar con su
supervisora por un documento, que por mal preparados, no conocían.
Nunca he sido
fan del esfuerzo mínimo, de las injusticias y de la gente que cree que por
estar detrás de un mostrador me está haciendo un favor. No me fui del banco sin
antes regresar a la oficina de la Gerente de Sucursal, que por cierto solucionó
el mal entendido hasta que yo tomé el teléfono y empecé a llamar a mi oficina
para comentar lo sucedido y pedir un poco de asesoría. Al final, sí había una
solución, pero lo que molesta (y con ganas) es que no te la dan sino hasta que te
sentas enfrente y empezas a sacar tus razones y argumentos, y si es necesario
hasta tus contactos.
Es de muy mal
gusto escuchar que en Nicaragua vamos detrás del bolsillo de las personas, sin
importar que se lleven un mal gusto por la forma en cómo fueron tratados. Y
dirán los que me conocen poco, que soy una persona complicada. Pero no señores,
solamente exijo por lo que estoy pagando. Como cliente obviamente también
debemos respetar al trabajador o trabajadora y siempre va a haber más de alguno
que se sienta como una patada en el trasero, pero si nos importa que nuestro
negocio prospere debemos invertir en preparar a nuestro personal, sino vamos a
ser uno de esos negocios de pasillos en donde jamás volvemos a ver a nuestro cliente
otra vez y poco a poco, nos quedamos sin ninguno porque la noticia del mal
servicio corre bastante rápido en un mundo globalizado como en el que vivimos. No
invertir en preparar a tus trabajadores en cómo tratar a tu cliente, puede
llevarte a perder tu negocio.
La próxima vez
que estés en un lugar en donde estás dejando tu dinero y tu tiempo, preguntante
si ha valido la pena, tanto como para regresar o si lo recomendarías a alguien
más. Yo por mi cuenta, evitaré volver a
poner pie en ese banco o por lo menos en esa sucursal de gente acomodada que
cree tener un puesto eterno por arte de magia, olvidándose que cada vez que se
trata mal a alguien se están restando clientes automaticamente.
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