Lo que aprendí después de una relación machista
Sartre y De Beauvoir |
Hace poco empecé, después de
siete años, una relación de pareja con un chico. Tengo que ser sincera, estaba
y sigo asustada, porque mi última relación fue tan tóxica, destructiva y sobre
todo, machista, que no sabía qué esperar. Creo que es un mal del ser humano,
generalizar todo, pero también creo que es una especie de protección a nuestra
mente y nuestro corazón.
Cuando terminé con mi ex novio,
quedé devastada, especialmente porque no sabía cómo era vivir sin él, porque de
eso se trató todo. Crear una relación de codependencia emocional y psicológica,
que cuando él decidió que ya “no sentía” lo mismo, yo sentí que el mundo se me
vino para abajo. A pesar que durante la relación, yo tenía culpa de todo. De
ser una zorra y andar provocando hombres con los pantalones cortos, vestidos o
faldas que me ponía o por querer salir con mis amigos hombres. De querer
desayunar una mañana con mis amigas y tener que ser controlada por sus
llamadas, cada 30 minutos. De ser yo la que debía de dejar de hacer sus tareas
de la universidad, para ordenar un poco la casa que compartíamos los dos. Y además
de ser conocida por sus amigos como la insegura, loca y celosa.
Ahora, años después y varias
sesiones de terapia también, he logrado aceptar lo mucho que me dolió el que
hayan roto poco a poco mi orgullo, ego y dignidad de ser mujer. Esa mujer a la
que no le enseñaron a servir, sino a compartir, a la que no le ensañaron a
callar sino a expresarse, soñar y gritar por sus derechos y que con el tiempo
se dio cuenta que lo que buscaba era ser aceptada y respetada como se le
respeta a un hombre. Esa que ahora voltea los ojos cuando escucha o lee de una
mujer “a mí, las feministas no me representan”, cuando fueron por esas “feministas”
que podemos opinar de lo que ahora nos gusta o no.
El machismo no solamente es
escandaloso o se muestra cuando te deja moretes y señales en la piel, muchas
veces ni nos damos cuenta que caímos en su juego y estamos siendo protagonistas en él. Muchas veces ni entendemos qué es, así
como muchos no entienden qué es el feminismo, e inventamos excusas y defendemos
el machismo con argumentos pobres como “es que es la cultura” o “es que es su
manera de mostrar su amor”. No. El machismo es violencia y la violencia puede
herirte mucho emocional y psicológicamente y hasta matarte. Y una rosa o una
salida a cenar no son suficientes para perdonar un insulto o un golpe. Y no
estoy diciendo que él me haya pegado, pero por mucho tiempo el machismo
silencioso me dominó y esto me fue muy difícil aceptarlo.
Después de darme cuenta del tipo
de relación que tuve, me prometí a mí misma amarme y valorarme más. Aprendí a
convivir conmigo misma, a mimarme y a cambiar mis ideas erróneas de lo que es
una relación de pareja. Además aproveché de trabajar en quien soy, en hacer cosas
por y para mí, para hacerme feliz y sanar. Me replanteé y escribí lo que me
gustaría obtener de la siguiente relación que tuviera y también escribí lo que
yo tenía para ofrecer. Porque donde solamente una persona da todo y el otro
solo recibe, se le llama parasitismo y no relación de pareja. Esto tomó mucho
tiempo, pero creo que valió la pena meter unas cuantas veces las patas en el
intento de fortalecer a la mujer, de la que ahora me siento nuevamente
orgullosa. Puedo decir que he dejado
fantasmas de la relación anterior en el pasado y que estoy lista nuevamente para
darle una oportunidad a un chico. Tengo ganas de escribir algo diferentes y
poder contar historias de una relación
en donde ambos estamos parados en el mismo escalón y disfrutamos con el éxito y
las conquistas del otro y como dice un muy buen amigo, debería ¡dejarme querer joder!
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