No estamos solas, estamos unidas
"¡Mírenme! ¡Miren mis brazos! ¡He arado y sembrado, y trabajado en los establos y ningún hombre lo hizo nunca mejor que yo! Y, ¿acaso no soy una mujer?" - Sojourner Truth
Ayer todas juntas nos demostramos que somos una ola. Algunas tomadas de la mano, con carteles en la otra, con nuestras voces, otras con los puños al aire, con tambores, con megáfonos, con música, poesía, y lo más importante: Todas abrazadas y unidas.
La emoción, la adrenalina, las energías venían de nuestras fuerzas unidas. Todas gritando “ni una menos” y una y otra vez a todo pulmón recordando que esa era “la lucha feminista por América Latina”. Y es que disculpen las molestias señores, pero nos están matando. Matando como si nuestra vida no valiera nada, matando como si no formáramos parte de la sociedad, matando como si este fuera un mundo de machitos que se pueden reproducir solos, mantener solos y vivir solos. Si la naturaleza no hubiera querido mujeres, no nos hubiera creado. No les toca decidir eso a ustedes.
Ayer éramos no una, ni dos, sino varias madres, hijas, hermanas, primas, tías y abuelas las que estábamos recordándole al mundo que seguimos aquí y que no estamos dispuestas a dejarnos matar. Porque somos importantes y lo vamos a seguir siendo hasta que la especie deje de existir. Somos dadoras de vida, somos portadoras de vida, somos vida.
Basta ya de tanta violencia y feminicidio. No estamos dispuestas a aceptar ni acosos sexuales, ni golpes, ni violaciones ni muertes. No estamos dispuestas a llevar moretes en la piel, ni a callar lo que quieren hacer con nuestros cuerpos ni mentes. No estamos dispuestas a seguir viendo como poco a poco nos van borrando de la faz de la tierra.
Ayer estábamos unidas. Unas en Argentina y otras aquí en Nicaragua. Otra en Chile y otras hasta en México. Ayer estábamos marchando y gritando juntas en armonía, autoconvocadas, furiosas y con ganas de seguir vivas. Ayer estábamos diciendo ni una más, ni una menos, no son arrebatos son feminicidios.
Y hoy estamos aquí con los ojos abiertos, alertas porque si tocan a una nos están tocando todas. Hoy estamos aquí conscientes que la lucha sigue, que esto apenas está empezando. No vamos a seguir vendándonos la boca, no vamos a seguir teniendo vergüenza, ni vamos a seguir teniendo miedo porque esta estoy en este mundo y tengo derecho a seguir viva.
Son cosas que no deberían de pasar.
ResponderEliminarPero pasan, siguen pasando y quisiera que no, pero seguirán pasando.
Cómo cambiar las cosas si no cambiamos la cultura netamente machista en la que estamos sumidos.
Donde otras mujeres son felices trabajando literalmente como objetos sexuales.
Es un asunto de mierda que nos duele a muchos.
Un abrazo.