C´est la vie
La vida es muy simple, pero insistimos en hacerla complicada. - Confucio
La necesidad de escribir este
texto surgió porque en los últimos días ideas que no logro expresar con
palabras, me han estado rondando la cabeza, pero que están ahí y necesitan
salir.
La semana pasada estuve en una
graduación del colegio, como parte de mi trabajo. Durante todo el acto tuve
mucho tiempo de recordar todo aquello que las personas que me rodeaban durante
mi momento de salir del colegio, esperaban de mí. Mi papá, mi mamá, mis
profesores, mis amigos, la sociedad en general y hasta yo misma. Recuerdo que
cuando era adolescente solía leer la revista Tú, con mi mejor amiga (ahora
entiendo lo que estaba consumiendo), luego pasé a leer artículos para encontrar
“lo que quería en la vida”, “quien era”. ¿Quería ser una mujer independiente y
tener mi carrera y mi trabajo o quería encontrar el amor, casarme y tener una
familia? Por lo menos esas parecían las opciones que tenía para elegir.
Cumplí 25 años y me di cuenta que
no cumplía con todo aquello que los medios y la gente me habían estado metiendo
en la cabeza por mucho tiempo. No tenía novio, no tenía una casa, no estaba
comprometida y ni se veía que fuera a terminar la tesis. De hecho, me deprimí.
Pensé que era un desastre y que no estaba haciendo nada con mi vida. Ni era la
mujer independiente con una carrera exitosa, ni tampoco me veía como la mujer
con un pie en el camino de formar una familia. Además todos los libros me
decían que prácticamente no se podía tener las dos cosas. O tenés el tiempo
para una cosa o para la otra, pero ambas no podes. La verdad, es que me sentía
un poco presionada.
La época en la que estamos
viviendo es muy diferente a la que nuestras abuelas, abuelos, mamás y papás vivieron. Hasta hace poco las mujeres estamos
teniendo un poco más de libertad para estudiar lo que queramos y cuando queramos o si queremos vivir primero con el novio antes de casarnos. Siento que toda
esta libertad que estamos teniendo nos hace dudar también de lo que si lo que
queríamos era parte real de nosotras o era parte de algo totalmente externo. Por
un lado la libertad nos invita a que seamos las mujeres con una carrera
profesional y por otro lado existen "fuerzas antiguas" que nos dicen, que lo que deberíamos hacer es casarnos
y tener hijos. Yo por lo menos en este momento, lo quiero todo.
Quiero tener un buen trabajo,
tiempo libre para mis amigas, seguir estudiando en la universidad, pasar tiempo
con mi novio, viajar y finalmente escribir un libro. Siento que 100 años es tan
poco para el ser humano que muchas personas no nos contentamos con tener que
elegir un camino, queremos transitar por todos. No quiero dejar de un lado el
ser mamá, por tener un carrera profesional, pero tampoco quiero quedarme en
casa y dedicar toda mi atención y energías a hacer feliz a un ser que también
va a tener planes y sueños. Y por escribir esto, no tengo por qué sentirme
egoísta, es la verdad. Muchas mujeres han dejado a un lado lo que querían y lo
que soñaban, para dedicarse 100% a sus hijas e hijos, que cuando se van se han
dado cuenta que el tiempo ha pasado, y ellas con él. Y otras han dejado su
deseo de ser madres porque muchas condiciones laborales no son las mejores,
como para aventurarnos a criar un ser. Especialmente si lo tenemos que hacer
solas.
Desde que cumplí 25 años no ha
pasado mucho, pero creo que sí he aprendido algunas cositas. He logrado aceptar
que todos tenemos nuestro tiempo, no podemos presionar vivir de la manera que
no nos toca o que no hemos provocado vivir. Si he tomado la decisión de poner
una parte de las cosas que quiero en la vida, en pausa, no puedo deprimirme
porque no ha tocado vivirlo. Y también he aprendido a que no tengo por qué
andarle dando gustos a los demás, por más cercanos que sean. Mi vida no puede
tomar el rumbo que todos los demás quieren, porque la persona que tiene el
poder de decidir cómo la quiero llevar, soy yo.
Comentarios
Publicar un comentario