Ser mujer en Nicaragua, mi experiencia



Foto: Tania Pilz

"El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los oprimidos." 
-Simone De Bauvoir



El territorio de Nicaragua es bello. Es un país lleno montañas, lagos y playas increíbles. Los que vienen a Nicaragua de viaje quedan encantados con todo lo que el país tiene que ofrecer y así lo recordaba yo, antes de mudarme con mi familia cuando tenía proximadamente 8 o 9 años. A Nicaragua todos querían volver. 


Yo volví 17 años después. Ya adulta, mujer y con mi carácter totalmente formado, así como mis ideas y visión sobre el mundo. Ya no era una niña. Esta vez volví totalmente sola y por cuenta propia. Tengo que aceptar que tenía muchas sentimientos revueltos. Estaba emocionada, curiosa, asustada, pero estaba contenta. 


Los primeros meses viví con personas increíbles, con quienes voy a estar eternamente agradecida. Me ayudaron muchísimo y no me dejaron sola en ningún momento. Era el país en donde había nacido, pero me sentía totalmente nueva. No conocía las direcciones (me sigue costando), no conocía la vida nica, no conocía a muchas personas nicas tampoco. 


Los dos primeros meses los tomé para viajar y para ver por dónde quería y podía empezar. Estuve varias semanas en la montañas del norte, donde aprendí a extrañar más a mi mamá. Me super enfermé que tuve que salir del pueblo en donde estaba, sino podía empeorar. Estos fueron los primeros encuentros y tropiezos con las personas y empezaron a salir las diferencias “culturales”. Mi manera de hablar y de expresarme, mi acento, mis ideas y mi sexo también era un punto importante. El ser mujer, nunca lo había visto como un limitante. Resulta que para muchos, lo era y lo sigue siendo. 


Tocaba usar el transporte público, además. Al principio me daba miedo, pero no tenía de otra. Empecé a notar como no podías sentirte segura ni llevando toda tu vida en el país. Los hombres te rozaban, te decían cosas al subir y bajar de un bus o al pasar caminando por la calle.Algunos se te pegaban al oido para decirte lo que ellos creen que “estabas buscando” o “deseando” que te dijeran. Luego empecé a contestar y a defenderme. Muchas personas, incluyendo mujeres, me veían con ojos de y a “esta extranjera” que le pasa. Sí, hubo gente también que lo expresó. Yo era “extranjera” en mi propio país solo por la manera en que me oían hablar. 

Foto: Tania Pilz

Ser mujer en Nicaragua es dificil, no solo para extranjeras o viajeras, también para las mujeres que han pasado toda su vida aquí, supongo que lo será en otros lados, pero hablo por mi persona y por todo lo que he vivido en casi dos años. Nunca había estado en un lugar que fuera como Nicaragua. La mayoría (no todos) sexualizan tu cuerpo todo el tiempo, no te toman en cuenta porque sos mujer, muchos te acosan y tratan de adueñarse de tu cuerpo. No solo lo he vivido en carne propia, también me ha tocado explicarselos a amigas que vienen a visitar o a compañeras de trabajo que han decidido quedarse un rato más. 


Una de ellas, después de su viaje por Nicaragua y en su última noche, me comentaba con preocupación que en toda su vida y en todos sus viajes nunca se había sentido tan sexualizada y acosada como se había sentido en Nicaragua. – No sé como aguantas tú esto todos los días. Yo me volví loca en estas semanas y no podría más.- Me dijo. Y la entiendo muy bien, creo que muchas estamos locas ya. Unas tenemos la opción de irnos, pero hay otras que aunque quisieran, no la tienen. Además lo han venido soportando desde que son unas niñas y lo seguirán haciendo hasta que las dejen de ver “jóvenes y atractivas” y empiecen a fijarse en sus hijas. 


Pasa en todos lados y con personas de diferentes estratos sociales, con desconocidos y con conocidos. Como me pasó también a mí, durante esos primeros meses en Nicaragua. Una de mis tías me había recomendado hablar con un señor, “amigo de la familia” que quizás me podía ayudar a ir a algunas entrevistas de trabajo. Después de conocerme y hablar de que lo que me interesaba era empezar a trabajar en Nicaragua, empezó a “tirarme el rollo”. El señor o viejo, podía ser mi abuelo, pero él creyó que como yo “necesitaba” un trabajo iba a bajarme los calzones con él. Una vez me escribió al celular que nos encontraramos fuera de Managua en algún motel, por si no quería que nadie se enterara. Lo que no sabía el viejo cabrón, es el carácter que yo tenía y que las faltas de dejar las cosas muy en claro, no me faltan. Me enojé y lloré de la rabia. Lloré porque me sentía harta de tener que lidiar con esas mierdas todo el tiempo, porque no podía confiar en nadie y porque gracias a este tipo de experiencias, empezas a desconfiar y podes llegar a generalizar. 


Por supuesto que no todos los hombres son iguales. He encontrado hombres increíbles, que han sabido ser un apoyo para mí y que se han puesto en mis zapatos cuando llego casi en llantos a mi destino. Han sabido escucharme y han empatizado conmigo cuando necesito sacar toda mi rabia por todo el día lleno de vivencias machistas y me han subido el ánimo y las ganas de seguir luchando. 


A todos aquellas personas que quieran tomar este texto por el lado de odio hacia mi país, quiero dejarles muy claro que lo que pretendo es contar mi experiencia, la de mis amigas y las de mis compañeras. No he encontrado mujer, hasta ahora, que me diga que se siente incluída y se siente segura en Nicaragua. Si alguien se entera de alguien que tenga una historia diferente, me encantaría conocerla y poder platicar con ella para que me explique cómo le hace para vivir día a día en una sociedad tan machista y conservadora como la que tenemos en Nicaragua. Porque por más que he intentado entender, me cuesta mucho tolerar que yo, por ser mujer, tenga que siempre estar en segundo lugar o dominada por un hombre.

Comentarios

  1. Querida Tania,

    Definitivamente, no estás sola en esto. Yo salí hace 27 años y me sucede lo mismo, aun siendo ya mayor. Creo que se debe de trabajar con los cómplices de los opresores. Nicaragua tiene cultura fuerte y arraigada en la diferencia de sexos. Sólo el ver como viejos con dinero andan con niñas de 16-26. Veo a mi país undido en la ignorancia social de la igualdad de género. Yo vivo en Austin,Texas y desde aquí escribo bloques para empoderar a las mujeres. Tengo sobrinas muy bonitas en mi país. Ellas lo viven cada día. Lo odian. Detestan our los llamados "piropos" que no son mad que frases vulgares incitando a lo sexual. El actual gobierno ha tratado de enmancipar a la mujer, llevándola a la necesidad de educarse e independizarse, aunque a habido una mejoría, aún falta mucho para lograr un verdadero cambio cultural. Si los líderes nacionales ya veteranos no dan el ejemplo, esa misión se verá empañada con sus malos ejemplos. !Es indignante! Algo debemos hacer las mujeres nicaragüenses. Somos guerreras, somos listas para la batalla y somos capaces de destruir tanta ignorancia. Revamps comenzar con la niñez en las reshaped primarias. Desarrollar un currículum de educación cívica. Unidad podemos destruir a los cómplices que tienen los opresores. Te entiendo.

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    Respuestas
    1. ¡Hola Diana!
      Primero que todo, felicidades por lo que haces. Creo que lo primero es no callarlo y denunciar este tipo de abuso por parte de algunos machitos y machistas. Callar no cambia nada, hablarlo y compartirlo expone la realidad que nos toca vivir como mujeres. Cada día me siento más acompañada gracias a mujeres como tú. Como bien lo decis, somos guerreras y lo seguiremos siendo y juntas podemos ser poderosas. Te mando un gran abrazo desde aquí. Gracias por leerme.

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